Galería Macchina de la Escuela de Arte UC inaugura dos exposiciones simultáneas como parte del proyecto Materialidades en Diálogo
La Escuela de Arte UC y el Centro de Estudios Interculturales e Indígenas (CIIR) inaugurarán el martes 5 de octubre, a las 13.00 horas, las exposiciones “Río de arriba” de Gonzalo Barceló y Felipe Cisternas y “La piel que arrugan los perros cuando gruñen” de Natalia Montoya, ambas en Galería Macchina. Las exposiciones forman parte del proyecto Materialidades en Diálogo, cuyos curadores son Mónica Bengoa y Danilo Espinoza, artistas y académicos de la Escuela de Arte UC.
“Desde el cruce entre arte y ciencias sociales, el proyecto “Diálogos” se ha consolidado desde el año 2014 como un gran espacio para la creación y reflexión a partir de un diálogo profundo y abierto entre culturas.
En este ciclo de exposiciones, presentamos parte de los resultados de “Materialidades en diálogo”, nueva etapa de trabajo en la que, junto con profundizar en aquellos asuntos que nos han mantenido ocupados desde el inicio: las relaciones interculturales, la creación como investigación, y el trabajo interdisciplinario, nos propusimos sumar dos nuevos ejes problemáticos. Por una parte, la investigación y producción de obras teniendo como punto de partida la reflexión en torno a las materialidades y sus procesos; y por otra, el particular contexto actual dado por la pandemia y la crisis social y política en que se encuentra nuestro país”.
Mónica Bengoa – Danilo Espinoza
Curadores
Sala 1
Río de arriba
Gonzalo Barceló Carrillo
Felipe Cisternas Pennaroli
Sobre la exposición:
Río de arriba surge a partir del interés por indagar en el gesto de imaginar y contar(nos) historias. Entendiendo la imaginación como algo que guarda el potencial de anclarnos a la realidad en vez de alejarnos de ésta, la obra explora el gesto de imaginar como algo estrechamente vinculado a las texturas de nuestras vidas cotidianas, a partir de dos materiales puestos en relación: la luz y el sonido.
La instalación amplifica y pone en relación fragmentos inacabados de la vida en este territorio: voces, objetos cotidianos, sonidos del paisaje. En el centro de la sala, un círculo de dos metros de diámetro muestra imágenes microscópicas de objetos cotidianos: flores, piedras, cáscara de fruta, ceniza. De pie, al borde del círculo, se escuchan voces de diez personas que viven en Santiago. A lo lejos, suena el ladrido de un perro, o una cafetera hirviendo.
Vistos a través de un microscopio, los materiales con los que interactuamos día a día aparecen difusos e indefinidos. Esta indefinición define parte del ejercicio: el interés por lo abierto, lo inestable. El afán de la modernidad ha sido extraerse del mundo, separarse de él para conocerlo y definirlo. De forma inversa, el proyecto de investigación ha tenido un interés que podríamos llamar etnográfico, asumiendo que el conocimiento no deriva del distanciamiento con el objeto de estudio, sino de la intimidad sostenida con su materia. Así, la obra reúne fragmentos ínfimos de objetos, momentos y breves relatos que se entretejen formando una imagen abierta. Demorando en estos fragmentos cercanos y familiares, propone una experiencia de observación y escucha más allá del significado, abierta a las texturas de aquello que habitamos.
Las voces, grabadas a través de Whatsapp por amigas, amigos y familiares, responden a tres peticiones: relatar un sueño, recordar un momento de su infancia, e imaginar la muerte. Los relatos presentan imágenes de gran afectividad, llenas de evocaciones a nuestros sentidos. Más allá de la linealidad del relato, lo que persiste es una sensación, que apela a nuestras propias memorias.
A lo largo del proceso de montaje, los sonidos se distribuyeron en siete canales distintos de audio, buscando relaciones entre éstos y con la imagen proyectada. La obra, así, busca configurar una experiencia en sala que dialogue con el gesto atávico de ver, durante un tiempo determinado y en compañía de otros, un recorte – difuminado y dado vuelta- del mundo que habitamos.
En estos cruces, el gesto de imaginar aparece como una forma de relacionarnos con el mundo que nos rodea, como una forma de envolvernos y hacernos en él. En una tensión entre el pasado, el presente y el futuro, los gestos de soñar y recordar, aparecen como una forma de hacer sentido anclada en el mundo material, abierta a sus texturas. Imaginar aparece como una forma de preguntar, de balbucear respuestas posibles. Imaginación que desborda el lenguaje, el sentido; que es, a la vez, material: textura, color, vibración, dinámica. No como un ejercicio abstracto de la mente, sino como forma de hacer mundo: extenderse en él.
Biografías:
Gonzalo Barceló Carrillo (1993). Estudió antropología en la Universidad Católica de Chile y cine en la Universidad Torcuato Di Tella, Argentina. Explora puntos de encuentro entre la práctica etnográfica, las artes visuales y el cine. Se desempeña como investigador en el Laboratorio de Antropología Visual (LAV-UC), espacio interdisciplinario de investigación-creación.
Felipe Cisternas Pennaroli (1991). Estudió antropología en la Universidad Católica de Chile. Interesado en la expresividad del sonido como material, se desempeña como investigador y realizador del Laboratorio de Antropología Visual UC.
Sala 2
La piel que arrugan los perros cuando gruñen
Natalia Montoya Lecaros
Sobre la exposición:
La piel que arrugan los perros cuando gruñen nace de una búsqueda autoetnográfica que se encuentra con la representación del indígena piel roja, una dislocación del relato biográfico, específicamente en la figura del indio piel roja en la fiesta de La Tirana. En la misma materialización se hace visible el relato olvidado de una identidad Aymara en la región de Tarapacá. Este relato biográfico/generacional se ve mezclado con la vivencia sensible y personal como peregrina a la fiesta de La Tirana, la cual tiene diferentes raíces originarias y culturales como evidencia de los procesos históricos en la región. A través del verbo en Aymará Sinsiña: gesto de disgusto o desagrado, sonrisa sarcástica, la piel que arrugan los perros cuando gruñen evidencia el gesto activador para esta exposición.
A partir de estas exploraciones, se construye una nueva idea del indio desde sus tejidos, artefactos y espacios espirituales.
Desde ese lugar la artista se involucra para dialogar entre los espacios muertos, lo que da como resultado “un nuevo perfil sociológico que sublimó más aún el problema de la identidad trastocada en los procesos de chilenización del norte de Chile” (Méndez, 2016, p 118), subvirtiendo la figura ridiculizada del indio, que a través de los nuevos colores y materiales, llega a una unión espiritual.
Biografía:
Natalia Montoya Lecaros (1994). Artista visual y docente de artes visuales. Vive y trabaja entre su ciudad de origen: Iquique y Santiago de Chile. Estudió Pedagogía en Educación Media y actualmente cursa el Magíster en Artes de la Facultad de Artes UC. Su obra se desarrolla desde inquietudes materiales hacia preguntas que apuntan a los nudos de sus territorios afectivos, Iquique y el pueblo de La Tirana.
“Río de arriba” de Gonzalo Barceló y Felipe Cisternas y “La piel que arrugan los perros cuando gruñen” de Natalia Montoya.
Del 5 al 26 de octubre de 2021.
Días y horario de apertura: martes, miércoles y jueves de 12:00 a 16:00 horas.
Galería Macchina
Campus Oriente UC
Más información
@galeriamacchina